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Artículo: Retroalimentación positiva - En que consiste y ejemplos

retroalimentación positiva

Retroalimentación positiva - En que consiste y ejemplos

Digamos que quieres ser más disciplinado con tu día... podrías decirte a ti mismo: "Voy a levantarme todas las mañanas, a meditar durante 15 minutos, a planificar mis Tareas Más Importantes y luego a ponerme en marcha y seguir el plan. No tengo dudas al respecto".

Y entonces tu plan se ve afectado por una distracción o una interrupción, y te sientes mal por ello.

Lo vuelves a intentar al día siguiente, empiezas bien, pero en algún momento te desvías del camino y te sientes desanimado.

Tras tres días de intento, sientes que eres completamente indisciplinado y abandonas el esfuerzo.

¿Qué ha fallado?

El problema es que el plan estaba preparado para fallar en algún momento, y entonces sentirías el fracaso, te sentirías mal por ello, te sentirías desanimado. Puede que seas capaz de soportar este desánimo y la retroalimentación negativa durante un tiempo, pero nadie lo soporta para siempre.

Los bucles de retroalimentación negativa harán que no hagamos la actividad.

Los bucles de retroalimentación positiva harán que nos quedemos con ella durante mucho más tiempo.

Piensa en el diseño de tu plan para cambiar tu comportamiento: ¿está diseñado para darte una retroalimentación positiva o negativa? La mayoría de la gente ignora por completo este componente.

Cómo es la retroalimentación positiva

Lo que queremos es diseñar un plan que nos dé algún tipo de recompensa o sensación positiva, algún tipo de estímulo. Y queremos que nos dé este estímulo con regularidad.

Algunos ejemplos de retroalimentación positiva:

  • Hago el hábito y obtengo una marca de verificación y un "ding" de mi aplicación de hábitos

  • Hago ejercicio y se lo cuento a mis amigos

  • Termino con éxito una lección de idiomas y me siento realizado

  • Tengo un entrenador que me da ánimos

  • Obtengo una calificación positiva en un examen

  • Siento gratitud hacia mí mismo por haber meditado

  • Mi amigo me choca los cinco después de una dura carrera juntos.

  • Mi equipo recibe elogios por nuestros logros en la empresa

  • Tacho algo de mi lista de tareas

Fíjate en que muchos de estos ejemplos tienen también una retroalimentación negativa: Obtengo una mala nota, mi racha de aplicación de hábitos termina, me siento avergonzado de que mis amigos sepan que no he hecho ejercicio durante una semana, mi lista de tareas es interminable y me hace sentir abrumado, mi entrenador puede criticar lo que he hecho hoy, me olvidé de hacer los deberes de idiomas y me siento mal por ello.

Así que si la mayoría de los sistemas llevan incorporada una retroalimentación tanto positiva como negativa... ¿qué podemos hacer?

Tenemos que diseñar un sistema mejor.

 

Un diseño más positivo

Necesitamos un sistema que nos anime siempre a ir en la dirección correcta.

Cuando vamos en la dirección correcta, nos sentimos realizados.

Cuando vamos en la dirección equivocada, nos animamos a darle la vuelta.

Un principio clave: No hay nada de maldad ni de juicio asociado a esto - cuando nos juzgamos o nos machacamos, es desaliento o retroalimentación negativa. En cambio, nunca nos equivocamos. Siempre tenemos compasión.

He aquí un ejemplo... digamos que quiero escribir todos los días. Podría diseñar un plan así:

  • Sólo tengo que escribir 1 frase al día durante los 3 primeros días. Es tan fácil que no puedo decir que no. El éxito está prácticamente garantizado.
  • Después de escribir mi 1 frase del día, me reconozco a mí mismo el esfuerzo y me doy gratitud por aparecer y practicar.
  • Cuando eso se vuelve súper fácil, lo cambio a 2 frases al día. Si tengo ganas de escribir más, puedo hacerlo. Lo mismo: reconocimiento y gratitud.
  • Me centro en las pequeñas victorias: ¡me animo por cualquier posible acción positiva! También me animo a compartir cualquier victoria con otras personas que puedan ser alentadoras.
  • Si me desvío del camino, mi plan consiste en atraparme a mí mismo después de un "desliz" y darme compasión por cualquier resistencia o desánimo que haya sentido (la compasión es un sentimiento amable), y luego elegir una pequeña victoria para conseguir al día siguiente (cualquier pequeña victoria posible servirá, tal vez sólo abrir mi documento y escribir una palabra). Puedo reconocerme a mí mismo y agradecerme por haberme dado cuenta de ello y elegir una pequeña victoria para conseguirla. Encontrar algo que aprender y volver a la pista.

Este sistema está diseñado para darme ánimos pase lo que pase. Victorias, gratitud, reconocimiento, aprendizaje, practicar para volver a estar al día.

Principios del diseño de retroalimentación positiva

Como puedes ver arriba, hay algunos principios sencillos que podemos incorporar a nuestro diseño:

  1. Intenta no decirte que te has equivocado, no juzgarte, no desanimarte. Es probable que lo hagas (la mayoría de nosotros lo hacemos), pero detente y compadécete de ti mismo, y mira si puedes eliminar esta forma de hacer las cosas mal.
  2. Intenta conseguir pequeñas victorias. Tan pequeñas como sea posible.
  3. Anima, reconoce, agradece.
  4. Aumenta la escala según sea necesario: aumenta la escala si realmente lo sientes, reduce la escala haciendo menos si te sientes demasiado ocupado o cansado.
  5. Ten una forma de animarte si empiezas a desviarte del camino. Compasión, aprendizaje, búsqueda de la menor victoria posible para empezar a retomar el camino.
  6. Recurre a otros para que te den ánimos positivos si te resulta útil.

Anímate a rediseñar tus cambios de hábitos, tus intentos de ser más disciplinado y centrado, o cualquier tipo de cambio que quieras hacer. ¡Anímate, anímate, anímate!

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